Edén

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Desde el afluente de los tejidos púrpuras,
desde los habitantes fugaces y nutrientes
de los tallos espigados, erizados y solemnes,
de elevado pero endeble autoestima.
Desde el fervor del cromo acariciante que mece los pétalos, sépalos
y que acuna al pístilo.
Florece la infusión más cálida creada del cáliz materno.
Donde el Sol hace su reverencia y la Tierra la bienvenida,
donde nace el atardecer y donde duerme el amanecer,
donde la Luna posa suavemente sus caderas a descansar en el firmamento,
en ese subcielo, la vida se nutre de vida, para dar vida,
donde el Amor se nutre de Amor, para dar Amor.
Donde todo nace al compás de un capullo, al compás de un trotajardínes,
en ese lugar...donde todo infinito hace lo infinito para el Universo.
Estamos soñando boca al cielo, con los ojos abiertos y los corazones despiertos,
Tú y yo,
en la Unión más divina y complejamente hermosa,
sellados por el lazo sideral y celestial
que el Amor ha impregnado en el papiro Omnipotente
testigo y fiel presente...
He ahí, aquí, y allá, más allá
donde Somos, seremos, Seres de viva alma
e intenso espíritu,
donde somos y seremos
de un distinto jardín.